La pandemia, el confinamiento y la tendencia a relacionarnos a través de plataformas digitales redefinieron nuestro vínculo con los otros. Finalizada la emergencia sanitaria, en desuso cada vez mayor los tapabocas y las prevenciones de los últimos años, comienzan a recuperarse los espacios, los gestos y las formas de interacción. Pero, ¿son los mismos después del vacío de tanto tiempo? ¿Qué se perdió y qué se puede ganar? Hay una escritura que se aparta del imperio del “yo”, de los diarios y las confesiones, y que se abre al espacio exterior y que ahora oye y ve, que ahora atiende y espera el surgimiento de una palabra nueva.