Trabajo y educación fueron otros de los puntos abordados para el informe alternativo. Villar dijo que si bien la ley general de educación plantea que todos y todas tienen derecho a acceder sin discriminación, eso “no sucede”, principalmente por “la falta de formación específica en profesores y en los equipos pedagógicos”. Asimismo, aseguró que la educación sexual integral “tampoco se ha aplicado”, lo que “genera problemas para la detección de abusos sexuales e infantiles, como también sobre la integración de la diversidad en los espacios educativos”.

Específicamente en cuanto a lo laboral, dijo que “sucede algo similar”: “Los trayectos de las personas LGBTI+ están marcados por hostilidad y precarización”. En esa línea, denunciaron que el cupo laboral que establece la Ley Integral para Personas Trans “no se ha cumplido”, por lo que una de las recomendaciones esbozadas en el informe fue que “se aplique en los llamados generales y no específicos, porque si, por ejemplo, la Corte Electoral necesita un técnico, posiblemente la persona trans no haya hecho ese curso, y termina en el Plan ABC, que tiene una remuneración menor, lo que profundiza la marginalización, cuando ya es histórica”.

En términos de acceso a la Justicia, manifestó que “los operadores judiciales y las fuerzas de seguridad no están formados y capacitados para tratar con la diversidad, y además reproducen muchos prejuicios y violencia que terminan reproduciendo lógicas que se pensaban erradicadas”. “Las razias terminaron, pero siguen”, apuntó.

En cuanto al ámbito de la salud, sentenció que “hay enormes falencias estatales”. Puntualizó que hacen falta medicamentos y que hay carencias en lo que son los tratamientos hormonales y de reasignación de género. Según Villar, esto genera que las personas del interior estén “sometidas a estar moviéndose por el resto de Uruguay para acceder a tratamientos, cirugías y, encima, las mutualistas están queriendo cobrar por procedimientos que no deberían cobrar y el Estado no está controlando”.

Villar resaltó que, luego de recibir los informes, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos recomendó a Uruguay “que se trabaje para reducir la brecha entre la ley y la realidad”. Con relación a eso, el integrante de Ovejas Negras señaló que si bien como país “hemos sido vanguardistas, falta mucho por hacer, luchar y reclamar al Estado”. “Orgullo desde el Sur es seguir luchando”, concluyó.

Ser parte de la gente

“Hay un montón de cosas para decir: no siempre son agradables, pero es la realidad que nos toca”, esbozó por otra parte Falcón, y recordó que TBU trabaja con “niñeces, adolescencias y familias”.

Para Falcón, además de mirar lo sucedido en el Norte, hay que ver lo que pasa y pasó en el Sur: “Acá muchos dejaron la vida y algunos la perdieron porque se la quitaron, cansados y cansadas de la lucha. Hay que mirarnos al Sur: quiénes somos los que estamos entregando la vida, el tiempo, la salud, la militancia, nuestro arte, nuestro trabajo, apoyémonos, porque estamos acá, cerca”.

El presidente del colectivo también habló del consejo nacional: aseguró que “sesiona”, pero que no se le “escucha”. En ese marco, señaló que a pesar de que han mantenido reuniones con el Ministerio de Salud Pública, “seguimos en la misma o hasta un poquito peor, porque se venían haciendo adecuaciones de cirugías genitales y desde el año pasado están suspendidas”.

Asimismo, afirmó que “en el interior del país la situación se agrava, porque si nos asustamos con lo que pasa en Montevideo, en Artigas por ejemplo no hay referente de Salud en el hospital de ASSE [Administración de los Servicios de Salud del Estado]”. En Salto, por otro lado, manifestó que además de no haber referente de salud tampoco hay hormonas disponibles.

A su vez, señaló que, a nivel país, “son dos los prestadores de salud que hacen cirugía de torso: la Asociación Española y Casmu, entonces se tienen que afiliar ahí y esperar, y salen en seis meses”. “Me enfoco en la salud porque en esto se nos va la vida”, enfatizó.

“Hay algo claramente atroz que está pasando y hay que decir, aunque cueste, y es que ese entramado es imposible sin una complicidad ciudadana”, esgrimió a continuación Susy Shock. En ese contexto, sentenció: “No hay que dormirse”. Es que para Shock “de Stonewall a nuestras leyes hubo cuarenta y pico de años de una democracia que no nos llegó. Nuestro colectivo también votó a [Javier] Milei, entonces se hace urgente apurar a quienes tienen la obligación de resolver los problemas cotidianos”.

Aclaró, sin embargo, que “no nos hago responsables de estos gobiernos de derecha, pero quizás tengamos que hacer una especie de vanguardia de volver a hablar de todo con la gente mientras vamos sanando”. La activista explicó que es necesario que “la gente entienda que somos parte de esa gente, porque también es urgente abrir el panorama y que sea una estrategia colectiva, grupal, de todos nuestros colectivos de disidencia”. Hay que “traducirlo todo de nuevo”, concluyó.

En una línea similar, González afianzó que el contexto actual es “bastante particular y regresivo, no sólo en Uruguay sino en toda la región, porque es una estrategia internacional que viene de hace tiempo”. Puntualizó las estrategias patriarcales que vienen desde el pentecostalismo y neopentecostalismo, que cuentan con un gran “poder económico”.

“Es un momento difícil, pero hay que seguir haciendo el ejercicio porfiado de seguir insistiendo y volver a salirnos de nuestros lugares de confort, desaburguesarnos –que sucedió en nuestro colectivo en la gestión frenteamplista–, insistir en la necesidad de seguir fortaleciendo el movimiento social libre e independiente, que tiene la misión de denunciar, construir, proponer, criticar”, manifestó, y, al igual que Shock, reafirmó que “hay que ir al barrio y volver a explicar todo una y otra vez. Hay que tener la paciencia de seguir explicando en este mundo quiénes somos, qué queremos y qué necesitamos”.

Fuente: La diaria